La primavera marchita, sólo una forma de no olvidarla, de intentar impregnar el recuerdo y hacerlo tangible.
Para desahogar el dolor, la culpa, la ira y las verdades que intentan olvidar.
La vida desgarradora, efímera y dolorosa, con pequeños rocios de felicidad. Una nostalgia profunda y un miedo infinito a olvidar el rostro y el tomo de su voz.
La repugnante presencia de las raíces del dolor y de los culpables de su destino. Sólo la esperanza de algo; de ese algo, un algo que aún no sé...
( No usamos AI para escribir, perdona si no es como quisieras que fuera. Esto es lo que es)